SVRD - Capitulo 5 - La Oracion En El Reino


INTRODUCCION

Recordemos esto,  Proverbios 19:21 enseña:Muchos pensamientos (planes, ideas, meditación -  mecanismo preparado para producir una acción prevista) hay en el corazón (mente) del hombre;  Mas el consejo (propósito – idea original) de Jehová permanecerá (se manifestara).”  El propósito – IDEA ORIGINAL de Dios superará cualquier obstáculo que podamos enfrentar.  Es más grande, más poderoso, más completo y, sobre todo, LO MAS SEGURO Y CONFIABLE que cualquier cosa que podamos tener.  El propósito de Dios tiene que ver con la convicción en lo que él dice en Su palabra.  Cuando llegamos a entender los propósitos de Dios quiere decir que entendemos la mente de Dios.
La mente de Dios es más importante que los hechos de Dios.  La mente de Dios tiene que ver con sus caminos, con sus sueños, con los deseos más profundos de él.  Mientras que los hechos de Dios hablar de sus actos y manifestación de su poder.  Moisés conoció los caminos de Dios pero el pueblo conoció los hechos de Dios.  Y se hace muy difícil para alguien tener una relación con un Dios de hechos solamente porque no se le conoce a cabalidad.  En cambio aquellos que conocen la mente o los caminos de Dios pueden llegar a tener una relación cercana porque conocen lo que está en el corazón de él.
Por lo tanto,  El propósito para algo es sumamente importante porque denota lo que está en la mente de que creó el propósito, o mejor dicho, denota la razón especifica del porque, para que y como aprovechar al máximo aquello que se creó.  Porque de lo contrario “DONDE EL PROPOSITO SE DESCONOCE, EL ABUSO ES INEVITABLE”.  EL hombre siempre ha tenido la tendencia de darle mal uso a aquello que no sabe cómo funciona o simplemente abusar de eso.  ESTO INCLUYE NUESTRA PROPIA VIDA,
EL PROPOSITO DE LA ORACION
¿Por qué la gente no ora?  Porque no obtienen resultados.  ¿Si las reuniones de oración son tan buenas, porque los miembros de la iglesia no van?  Las reuniones de oración se han vuelto, en muchas partes, una expresión de depresión y poco a poco la gente deja de asistir porque al pasar el tiempo no se encuentran sentido.  Mucha gente compra libros de oración pero nunca oran.
Mateo 6:5 enseña: “Y CUANDO ORES….” El nunca dijo: “Si vas a orar, o, si estas orando”.  Jesús no presento la oración como una opción sino como una responsabilidad, algo que tiene que hacerse, algo en lo cual debemos de disciplinarnos.  Pero hay ciertos fundamentos que hay que establecer para así poder ejercer el poder que Dios nos ha dado a través de la oración.
¿Si Dios es soberano porque hay que orar?
Esto significa que él puede hacer lo que él quiera cuando quiera.  Entonces ¿Por qué orar?  Respuesta: Hay que saber que Dios es tan soberano como lo es su palabra.  Soberanía significa que Dios es libre de cualquier influencia.  Cuando Dios habla, todo lo que dice se convierte en ley porque se va a cumplir.  Dios es soberano hasta que hable, porque cuando lo hace el mismo se limita a lo que dice.  Esto es importante para  nosotros porque la oración nace de la limitación de la palabra de Dios. En otras palabras, Dios no habla mucho, solo lo necesario, pero nos revela por su espíritu los propósitos que él quiere llevar a cabo por los cuales tenemos que orar, o sea, ponernos de acuerdo con él.
Cuando leemos los hechos de Jesús en la Tierra quedamos impresionados por todas esas maravillas.  Si yo hubiera estado con él lo más seguro que le hubiera preguntado que me enseñara a hacer esas grandes maravillas para que entonces poder llamar a todos las televisoras  y periódicos del mundo para que me admiraran y así hacerme famoso.  Pero los discípulos vieron mas allá y Lucas 11:1 enseña: “Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.”  Los discípulos siempre los observaban.  Una de las cosas que debemos saber es que Jesús nunca oro con sus discípulos, siempre lo hizo solo.  En un par de ocasiones los llevaba pero a la hora de orar se apartaba de ellos.  Porque la oración es algo personal primero.  El asunto es que LOS DISCIPULOS NUNCA LE PIDIERON A JESUS QUE LE ENSEÑARA ALGO, SOLO A ORAR.   ¿Por qué?  La escritura  enseña que Jesús se levantaba muy temprano antes que el sol saliera, 3 o 5 de la mañana, y para la hora que los discípulos se levantaban ya Jesús había orado buen rato, o en  otras ocasiones se pasaba la noche orando.  Luego bajaba del monte y comenzaba a sanar personas, sacar demonios, levantar muerto, alimentar a las personas y todas estas cosas le tomaban un par de segundos realizarlas.  O sea que, Jesús pasaba horas con el Padre y segundos con la gente.  Nosotros pasamos segundos con el Padre y horas tratando de hacer la obra de Dios sin fruto.  No sanamos, no echamos fuera demonios, lo resucitamos a nadie y encima pasamos horas en problemas diarios que no podemos resolver.  La PRIORIDAD DE JESUS NO ERA HACER LA OBRA DEL PADRE SINO PASAR TIEMPO CON EL PADRE PARA CONOCER QUE PROPOSITOS QUERIA LLEVAR A CABO EL PADRE ESE DIA Y ASI PONERSE DE ACUERDO CON EL.
La oración nace en Génesis 1:26: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.” Cuando Dios dijo que el hombre señoreara sobre la Tierra le entrego toda autoridad y todo poder y todo dominio de tal manera que a partir de ese momento ya Dios no podía señorear sobre la Tierra de forma directa.  El precepto o idea original de Dios era que mientras el hombre  obedeciera la orden que se le dio iba a poder gobernar bajo la tutela de Dios.  En otras palabras, Dios seguiría haciendo su voluntad en la Tierra a través del hombre. ¿Por qué? Porque Dios creó al hombre un ser espiritual y luego le formo del polvo de la tierra un vestido terrenal.  Luego soplo al hombre (el ser espiritual) dentro del vestido (ser terrenal) y como resultado tenemos a Adán, que es, la unión del mundo espiritual con el mundo terrenal para que de esa manera Adán tuviera el derecho legal de ejercer dominio en la tierra (lo terrenal o lo físico) con la autoridad del cielo (lo espiritual o lo invisible), Porque todo espíritu ninguna autoridad en la Tierra.  Y ESO INCLUIA A DIOS MISMO.  Por lo tanto, Dios no pudo detener la tentación y la desobediencia del hombre.  Solo podía ser simple espectador mientras Satanás llegaba a un acuerdo con la serpiente para que esta le prestara su cuerpo y así poder tener derecho legal para realizar actividades dentro del ámbito terrenal.  Una vez que se unen Satanás (espiritual invisible) y la serpiente (terrenal visible) la tentación del hombre procede y con el tiempo la desobediencia del mismo, entregando así todo el control de la Tierra al maligno.
No obstante la habilidad de Dios de hablar no está prohibida.  Por lo tanto Dios hablo una palabra o mejor dicho una promesa que, mediante el cumplimiento de la misma, restauraría al hombre a su posición de honra original.  Génesis 3:15 enseña: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” Esta promesa tiene su cumplimiento en el nacimiento de Jesús.  La escritura enseña en Lucas 1:30-32: “Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.” A través del ángel Dios le notifica a María su deseo de llegar a un acuerdo, conforme a la promesa, en donde ella le dejaría usar su cuerpo para que el Espíritu Santo la cubriera y así quedar embarazada del Creador.  Lucas 1:38 enseña: “Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.”  María acepto el compromiso y de esta manera Dios tiene el derecho legal de unir su espíritu (espiritual invisible) con el cuerpo terrenal de Jesús (terrenal visible) y así poder manifestar todo el poder del Altísimo aquí en la Tierra.
Recordemos que en el Antiguo Pacto cuando Dios quería hacer algo siempre buscaba a alguien en la Tierra que le obedeciera ya así poder tener el derecho legal de ejecutar sus propósitos.  En el caso del diluvio, Dios le dio a conocer sus planes a Noé haciéndole saber sobre la gran cantidad de agua que se avecinaba.  Noé trabajo fuerte en el propósito de Dios y así la raza humana se salvo.  En el caso de Sodoma y Gomorra, Dios hablo con Abraham antes de destruir esas ciudades, pero la oración de Abraham produjo la salvación de Lot y los suyos.  En el caso de los israelitas en Egipto, Dios respondió al clamor de su pueblo enviando a Moisés para libertarlos.  En otras palabras, cada vez que Dios quería operar en la Tierra hacia, de una manera u otra, que alguien clamara en oración para que el respondiera desde los cielos.
En el nuevo pacto nos encontramos con la misma situación.  Dios había prometido el nacimiento del Mesías pero, aun así, había una mujer llamada Ana y un hombre llamado Simón los cuales oraban para que el nacimiento del Mesías se manifestara.  Increíble que aunque Dios quiera hacer algo en la Tierra no lo puede hacer sin la participación de hombre.  Por esta razón Jesús oraba (hablaba con el Padre en todo tiempo) para conocer los propósitos del Altísimo, caminar de acuerdo a esos propósitos y ver los resultados de esos propósitos en nuestra vida a diario.   Gracias a esa unión de lo espiritual con lo terrenal Jesús enseño en Mateo 28:18-20: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”  Dicha potestad ha sido entregada a cada creyente para transformación de naciones en la medida que salgamos a hacer la labor asignada orando de acuerdo al propósito eterno del Creador.

Mateo 6:33 enseña: “Mas buscad PRIMERAMENTE el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidasAquí la escritura nos recuerda que tenemos que buscar los propicitos eternos de Dios más que sus hechos.  Si así lo hacemos veremos que todo lo que necesitamos lo recibiremos porque tenemos derecho debido a que somos hijos de Dios.

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